A continuación os proponemos la lectura
de este texto escrito por la musicoterapeuta Serafina Poch.
La idea principal que desprende es que cualquiera puede
aprender a ser músico, sin tener en cuenta sus actitudes porque lo que
prima son las aptitudes.
La música puede actuar sobre las personas, despertando
sentimientos de emoción, energía, capacidad de evocación y belleza, dependiendo
del tipo de música y del momento psicológico en que la escuchemos. A los niños
puede ayudarles en su aprendizaje y a desarrollar la memoria y su creatividad…
…La música es de una importancia capital
para el niño, porque es la única de las Bellas Artes que afecta al ser humano desde
antes de nacer. Está comprobado científicamente que el niño, en
el claustro materno, reacciona al sonido desde el quinto mes. Asimismo, las
emociones de la madre repercuten en su hijo.
Por
otro lado, la música es el lenguaje de nuestra afectividad. La música en sí no
significa nada concreto. Es una forma de lenguaje simbólico. El significado se
lo da cada oyente o ejecutante, y puede expresar su estado emocional.
El mejor modo de hacer que un niño pequeño
perciba y se emocione con la música es hacerle escuchar melodías llenas de
emoción, a su nivel, en las que el ritmo no sobresalga sobre la melodía.
La iniciación al ritmo –la parte matemática
de la música– ha de nacer de un modo espontáneo, nunca impuesto, ni ha de
constituir una serie de ejercicios aburridos. Aburrimiento, jamás. Ha de ser un
juego. Y éste será el mejor modo de iniciarlo en las matemáticas[...]
La música es una formación esencial para el equilibrio emocional. Esta formación es primordial tanto para los niños que quieran ser músicos como para los demás. La formación musical debería realizarse de acuerdo con la edad, de un modo en que prime la creatividad, la expresión libre, el aprendizaje atractivo y fácil. Que el niño aprenda porque sienta la necesidad de hacerlo, nunca por imposición.
Pero ésto depende, en parte, del modo de
enseñar. Es indispensable tener en cuenta sus gustos musicales, sus primeros
recuerdos, sus preferencias etcétera.
En la formación musical debe primar la
creatividad y la expresión libre del niño para que sea atractiva.
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